jueves, 2 de abril de 2009

De fracaso en fracaso salta el pequeño saltamontes, con sus patas cortas y su gigante cabeza. Le cuesta pero lo hace: le cree a Nietzsche y su teoría del Super-saltamontes; se esfuerza por alcanzar ese ideal. Superioridad es su discurso. Por eso roba, mata, sicosea, viola, descuartiza, se ríe, disfruta, destruye, blasfema, tajea, mutila, aúlla a los postes de luz, a las luces de neón, se acuesta con las más feas y sifilíticas prostitutas, les pega y les quita el dinero, les corta la cara, las parte en dos. En la peor gonorrea se arrepiente, se redime, expía sus culpas, le pide al señor, quiere escapar, correr.
Jajajajajajajaja. Pobre. Me río de su ingenuidad.
No puede. Está imposibilitado.
Los grilletes de la cadena evolutiva se lo impiden.

No hay comentarios:

Publicar un comentario